Cero aditivos tóxicos al rediseñar los plásticos

En el reprocesamiento y rediseño de plásticos es necesario evitar los aditivos tóxicos pues contaminan el medio ambiente y exponen tanto a los trabajadores como a los consumidores a sufrir daños en su salud.

Una pregunta clave cuando se va a reprocesar y/o rediseñar un plástico es si este desempeña un papel esencial en la gestión de residuos, y si puede ser tratado de la misma forma que al papel, el vidrio y el metal cuando regresa a ser procesado para crear un producto nuevo.

En el informe liderado por el profesor Hideshige Takada y Lee Bell, Los peligros de la gestión de residuos plásticos, en colaboración con IPEN e International Pellet Watch, se sugiere que esto no es posible a menos que se realicen cambios importantes en los métodos de producción del plástico.

Cabe aclarar que no todo es recomendable reprocesar, particularmente los materiales altamente tóxicos. Así es reconocido por el Convenio de Estocolmo y su prohibición general de reciclar los residuos de COP (contaminantes orgánicos persistentes).

Los plásticos están formados por polímeros, normalmente derivados del petróleo, a los que se añaden diversos compuestos químicos, que pueden constituir más del 50 % del peso del plástico. Cada compuesto químico que se añade tiene su función:

  • Los plastificantes proporcionan la flexibilidad, dureza o rigidez, dependiendo de las diferentes aplicaciones del producto.
  • Los estabilizantes se añaden para inhibir o retardar el mecanismo de oxidación y degradación de los polímeros durante su fabricación.
  • Provienen del residuo vegetal resultante del jugo de caña de azúcar. Son compostables y biodegradables.
  • Los retardantes de llama se añaden a todo tipo de material para evitar su flamabilidad. Así, si se produce un incendio, la propagación de las llamas es más lenta.
  • Los filtros solares se añaden para absorber la luz UV y así aumentar la vida útil de los plásticos expuestos al sol.
  • Los antibacteriales se añaden para evitar que bacterias crezcan en el plástico. Esto es muy importante para el destinado a usos alimenticios.

Existen más de 3,000 sustancias químicas diferentes asociadas a los plásticos y más de 60 caracterizadas como sustancias de alto riesgo para la salud, siendo algunas de ellas persistentes, bioacumulables y tóxicas. También, existen cientos de estudios científicos que demuestran que aditivos comunes del plástico, como los bisfenoles, los ftalatos, los retardantes de llama y los metales pesados, son muy peligrosos para la salud.

Dentro de un proceso circular, es necesario considerar en el momento del rediseño si en realidad es necesario agregar tantos aditivos a la producción del producto. A veces los intereses económicos toman más importancia que el mismo impacto ambiental y, si bien hay alternativas como el vidrio, los metales y otros materiales como sustitutos del plástico, es necesario rediseñar estos últimos y producirlos de la manera más sostenible posible.

Para este tipo de plásticos, la necesidad de aditivos es clara, sin embargo, su rediseño es la clave para un futuro sustentable, pues retirar los aditivos tóxicos de los polímeros acercaría el reciclado químico a una economía circular completa.

¿Cuál es la solución óptima? Se podría empezar por sustituir uno de los plásticos más dañinos, el policloruro de vinilo o PVC, que sobresale como uno de los residuos plásticos más difíciles de gestionar y causa graves problemas para el reciclado de otros plásticos. «